lunes, 27 de diciembre de 2010

Sólo te pido.

Anoche tuve una reflexión muy grande, de esas que pasan cada tanto. Fue tan grande que me colgué de sobre manera. A ver, eran las 6 de la mañana y estaba viendo el final del documental sobre el avión que se cayó en la cordillera, muy emotivo, impresionante, pero muy mal armado, aunque la idea se entendía. En ese momento me comió una tristeza profunda, siempre me dan tristeza los hechos ajenos, ahora si me fijo mi vida me tendría que pegar un tiro, pero don optimismo siempre presente. Llegando al final del documental, y cuando ya todo estaba dicho, aunque los sobrevivientes seguían escondidos en la nieve, me paré y fui directo a la ventana de mi cuarto. Me di cuenta que hacía frío, más del que imaginaba, y solamente miré el cielo. No vi un cielo igual en más de un año, y el frío de vuelta me hacía acordar que estaba amaneciendo. Miré detenidamente el árbol de mi patio, miré la enredadera, miré las gotitas que caían del techo por el rocío, me mojaban e inmediatamente el cuelgue. Es como un recuerdo casi borroso aunque fue hace menos de 12 horas, me di cuenta que me picaba la cintura pero tenía los brazos cruzados y nos los podía mover, sentí mi cuerpo temblar y casi moverse, pero sin embargo no me podía mover. Tenía los ojos abiertos, la boca casi abierta como viendo algo totalmente nuevo, y mi cabeza giraba muy lentamente descubriendo algo nuevo. Había un aire espeso, se notaba como una neblina que se movía rápidamente por entre las paredes pero yo la veía lenta aunque sabía que iba todo rápido. Sin darme cuenta sentía las gotitas que caían en mis brazos los cuales no podía mover, la cabeza seguía el rumbo de una abeja, y ahí estaba yo. Me sentí una persona tan pequeña en un mundo tan grande, me di cuenta que nada iba bien, que hay algo que me come la cabeza y el corazón, me contrae el pecho. Ni bien se finaliza el pensamiento me di cuenta que lo que mojaba mis brazos no eran las gotitas del techo, eran de mis ojos. Me pregunté qué pasaba, y no entendía, todavía no entiendo. Qué me tiene tan triste ?
Finalmente me pude mover, calculé que pasaron unos 10 minutos, volví a mi cama y en el camino me encontré con Raúl, le di de comer, volví a la cama, miré el final del documental, apagué la tele y nuevamente.. ahí estaba yo, sin entender. Siguiente paso dormir, nuevo paso no saber que pasó la noche anterior.

1 comentario:

lau dijo...

hay veces que ciertas cosas nos movilizan hasta las lagrimas y no lo entendemos. hay que ver que sentimientos ocultos estas cosas desencadenan en nosotros, cuales son las intangibles conexiones mentales que hacemos.
la mente humana es complejamente infinita, y yo sostengo que nosotros mismos somos las personas a las q mas le mentimos en la vida.

un abrazo.