lunes, 17 de enero de 2011

Me llevas contigo.

Las vacaciones me hacen pensar mucho, y eso no es para nada bueno.
Me planteo constantemente el momento de quiebre en mi, cuando paso qué dejé de ser la chiquita a tener que mandar todo esto? Mi personalidad no va con la de lider, pero resulta que hay momentos en que debemos madurar, así a la fuerza y sin previo aviso. No existen los planos ni las estrategias en estos casos. Cómo tengo que actuar? Cómo comando todo esto? Con mi edad debería ocuparme de cosas de mi edad, apenas pisé esta década y ya tengo problemas de otra edad. Verdaderamente no me quejo, aunque así parezca, pero siento que no tengo los medios para lograrlo. Me planto en este puesto conductor sólo para verla feliz, no me interesa mi persona, nunca pensé en mi misma así que en este caso lo haré con gusto. Pero no se como actuar.
A mi manera, y sin importar las opiniones, creo haber cambiado demasiado siempre para bien, me niego a creer que cambié para mal. Me gustan demasiado las personas maduras, no puedo pretender seguir siendo una nena cuando espero otras cosas de los demás. Pero hasta donde está bueno el cambio? Y no hay respuesta, los cambios pueden ser malos como buenos, y en mi caso se mantiene el equilibrio, no hay ni mucho ni poco, y eso es justamente lo que me rompe los huevos. Trato a toda costa de cambiar, de ser mejor, pero sin embargo voy en equilibrio.
Hoy en día, ni el pan ni la torta chiquita, así que por el momento me resigno a ser una nena malcriada pero con grandes ilusiones de ser una gran mujer. Así de cursi chiquita, así de gronchi. Mientras tanto te pido viejo que me tires buenas vibras, me hago cargo de tu legado y me juego la vida por poner el orden al porvenir, claro que si.
Optimista yo? Así parece..