domingo, 19 de junio de 2011

Estos días.

La paciencia nunca me caracterizó, pero en esta puesta en escena en donde esa es mi tortura para algo mejor, esa es mi tortura por todo el mal que causé, la acepto. Tengo la vista al frente, mirando al norte, esperándote..
Una sabia enseñanza me dejó marcado en el pecho que el corazón no se repone solo, y que mis miedos deben ser enfrentados. En aquella historia que no me atrevo a contar, en esa vida que dejé pasar se encontraban todos mis miedos. Tuve tanto miedo a vivir la vida que no aprendí. Me preguntas cuál es mi problema, tengo miedo, estoy aterrada y me escondo bajo mis sabanas, creyendo ingenuamente que nadie me va a encontrar. No quiero renunciar más, no quiero arrepentirme más y disfrutar cada instante parece muy lejano todavía. Nos pasamos la mayor parte de la vida esperando. Esperamos a que se solucionen ciertas cosas para hacer otras, esperamos que salgan mal algunas para triunfar a cuestas de ellas, esperamos, esperamos y seguimos esperando.. Cuando te das cuenta la vida ya se fue, y vos seguís esperando. Es ahí otra característica mía, tal vez mala, tal vez buena, pero siempre seguí ese impulso errante.
Tengo mucho miedo, y tiemblo de emoción y de tanta tristeza. Cuando fue que la vida se me apagó tanto? Cuando fue el momento en que empecé a necesitar litros de agua para no morir en un intento vacío? Sé que me tengo que levantar y trato, juro que trato y no puedo. No encuentro soluciones ni voluntades, encuentro rincones tristes y pasados pendientes. Te encuentro a vos tan lejos de mí, y yo tan lejos de mí. No soy yo, dónde dejé mi ser? Quiero volver a ser yo o siento que voy a enloquecer.
No te das una mínima idea de lo que te necesito mi boquita pintada.
Acabo de darme cuenta que fui bajando la cabeza, que hice temblar las rodillas y que la esperanza fue lo primero que se perdió.
El día que pueda volver a sentir el terciopelo, que descubra el camino de ser yo misma, cuando entienda que las flores se huelen y no se tocan, cuando vea el sol a pesar de las tormentas, y aún más importante, cuando pueda sentirte sin tocarte.. ahí mismo, en ese instante de locura voy a renacer, como quien muere a la mitad y se levanta, como a quien se lo revive a pasos de la meta. Revivime una vez más, dame ese empujón.
Mientras tanto seguiré escuchando finales felices e intentando que mi sonrisa siga siendo creíble, por ahora viene bien.