miércoles, 9 de marzo de 2011

Corazón.

Me siento como a los 10 años gritandole a papá: "Por la bajadita por la bajadita", o gritando de emoción ante un nuevo gol en las canchas de la Catedral.
Me hace sentir nuevamente aquello que había olvidado, me hace incrementar ternura. Me hace morir de felicidad con un nuevo abrazo y me asombra que sepa tanto, también me da pánico que las cosas lleven un rumbo acelerado, y de solo pensar en otras cosas quiero salir corriendo. Me despierta todos mis sentidos apagados, me revive los encendidos y me aterra, demasiado me aterra pensar en más allá.
Me deja picando un nuevo encuentro, sonrío con los pasados y vividos, me muestra una faceta desconocida y me anuncia nuevos chusmerios a un precio razonable.
Su estatura es perfecta, su boca es soñada, su pelo es oscuro y sus ojos bien despiertos y alegres. Me cuenta su vida en dos segundos, no me deja hablar y no me queda más que callarla con un beso. Sonríe, sonreímos ambas y seguimos. Me pega y le hago cosquillas, inmediatamente me abraza. Le muerdo el cuello y llora, la abrazo y sonreímos nuevamente. Está de mal humor pero sigue firme, y sigue hablando, por momentos parece que no va a parar. En dos segundos entiendo sus traumas y sus penas, la aconsejo, la restrinjo y se enoja. Le cuento lo que hacía a su edad y se ríe de mi edad.
Hablamos largas horas y parece el día detenido con el sol apagado, queremos echar a todos alrededor y todos se acercan más, llega el punto en que se cansan y se van. Me besa, me quedo sin intender y trato de no perder el ritmo. Separación y automáticamente vergüenza, sonrisas al por mayor. Le comento que lindo le queda el pelo atado, se pone roja y yo también. Me dice tierna y entiendo otra frase, pánico y asombro van de la mano.
Sus amigas, mis amigas y temas de charlas, llamadas que cortan todo y mentiras piadosas. Y tus mentiras no piadosas porque no mentís, te empezas a reir y no paras, me pongo seria y exijo verdades, me las donas. No sabe mentir y es fiel a sus decisiones.
Me cuenta lo jodida que es la vida y su sonrisa optimista me hace volver a creer, y no puedo entender que pasa.
Toca el momento de irse y ninguna quiere irse, nos damos cuenta que la próxima tal vez no haya más superior a eso, nada más simple que una charla. Un sapo interrumpe el momento y descubre mi fobia. Comenta cualquier situación con la abu, y comenzamos el camino de regreso. Te da vergüenza por algún motivo que te lleve a tu casa y me quedo en mute, entiendo y retrocedo. Tu papel de chongo, mi papel de mina y los cuerpos y actitudes cambiadas.
Así de mínima es la vida, y así de chiquita tu estatura, creer o reventar. Morir en el intento o volver a soñar. Me regalaste algo que jamás vas a entender, me devolviste la sonrisa, pero cortemos acá que seguro voy en cana.






¿Qué mierrrrda te pasa nanda?

Pero si es una nenaaaa!

Ir a buscarla al colegio será demasiado, me siento vieja, abusadora y encima puedo caer en cana.
Hasta acá llego mi dignidad, sonrisas sonrisas sonrisas.



Que 5 años de diferencias no son nada.